La FCJS fue la parte principal de la segunda etapa de las obras, que avanzaron lentamente desde 1932, insumiendo casi una década; la crisis de 1930 y la limitación de insumos producida con la 2ª Guerra Mundial, que limitó las importaciones, fueron factores que atentaron contra la continuidad de esta etapa.

Sobre la calle contigua al bulevar, hacia el norte, se ubica el ingreso principal a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, a la que también puede accederse desde el Rectorado por comunicación interna a través de las galerías de los patios. La composición de este sector se ordena en torno a tres patios; los locales adyacentes a los tres patios en claustros se destinaron a las aulas en la planta baja; en tanto en la superior, sobre el frente en el tramo central, se ubica el sector de gobierno y administración de la facultad, el despacho del decano.

En el ala posterior se aloja la biblioteca, que como todos los espacios principales, está resuelta con amplitud de superficie y proporciones y gran cuidado en los detalles de terminación, tanto en los aspectos arquitectónicos como en el mobiliario y equipamiento específico, diseñado ad hoc. Es de notar el proyecto especial del depósito de la biblioteca, realizado con estructura de hierro y entrepisos de malla, a la manera de las más importantes bibliotecas europeas.

La fachada principal de la FCJS, opuesta a la del rectorado, se compone de un volumen simétrico, de aventanamiento seriado, con escasos y austeros detalles decorativos, destacándose en la esquina oeste, la torre angular que contiene el depósito de agua, coronada por una techumbre a cuatro aguas de tejas coloniales y mirador superior con vanos de arco trilobulado de procedencia morisca, también con claras referencias a ciertos espacios de la Alhambra granadina. El portal principal, al que se accede por una importante explanada, tiene un particular detalle ornamental, un cordón que envuelve las tres grandes puertas. El coronamiento del cuerpo central aparece rematado por un frontis renacentista albertiano y una imagen alegórica a la tradición del derecho romano.

En cuanto a las fachadas laterales, si bien ofrecen un tratamiento ornamental muy austero, marcadamente clasicista, poseen un especial interés dado por la transparencia que proponen las loggias que a través de sus columnatas, actuando como diafragmas entre lo público y lo privado, ponen en comunicación visual los dos patios del rectorado con dos calles urbanas de máximo dinamismo.

Los tres patios asumen un protagonismo muy marcado en este partido claustral; los patios laterales, denominados patios de los naranjos, de tradición musulmana, poseen claras referencias a los granadinos Jardines del Generalife de la Alhambra, disponen de una pequeña acequia rematada en dos fuentes circulares en sus extremos, centrada en el eje longitudinal de los patios y bordeada por lajas de mármol de Carrara. En tanto, el patio central, de mayores dimensiones, presenta influencias mudéjares y un ordenamiento estratificado por niveles.

Este patio principal tenía, en el edificio original, sólo dos niveles.

Las galerías se diferenciaron por su tratamiento; 30 las de planta baja con una arquería de arcos festoneados e intercolumnios de composición serliana, en tanto la de la planta superior con una arquería continua de medio punto, con dobles columnillas salomónicas. Lamentablemente este patio perdió mucho de su calidad arquitectónica cuando en una ampliación realizada en los años ’60 del siglo XX, se agregó una tercera planta que intentó mantener el criterio ornamental de los claustros pero desvirtuó por completo las proporciones del mismo, al aumentar la altura en un nivel.

Algunos espacios de la facultad son particularmente relevantes: el Aula Alberdi, diseñada como aula magna con curva de piso, con un ingreso jerarquizado para el público desde la parte posterior en vínculo directo con los patios del rectorado y un ingreso menor para el disertante desde los claustros.

Revisten el mismo interés el Aula Vélez Sársfield y especialmente la Biblioteca.

La obra en su conjunto, de franca filiación académica, presenta elementos propios del repertorio neocolonial, combinando tejados y rejas españolas con motivos zoomórficos y guardas geométricas, arcos lobulados típicamente musulmanes, medallones, pináculos y un perfil de balaustradas platerescas que oficia de coronamiento del conjunto, todo lo cual puede asociarse con esa particular modalidad de eclecticismo que se conoce como Renacimiento Español. En definitiva, el edificio se encuadra en la vertiente ecléctica del neocolonial, expresión poco habitual en el medio santafesino, lo que le aporta rasgos distintivos, como el volumen del ingreso principal, en el que todos los recursos se condensan en pos de lograr un efecto de fuerte presencia institucional en el paisaje urbano, realzado por el particular emplazamiento.

* Fragmentos del documento elaborado por la Comisión Promotora de la designación de
Monumento Histórico Nacional de la Manzana del Rectorado - FCJS, creado por resolución 281/16 del Honorable Consejo Superior de la UNL.